Escribe: Luisa Céspedes
Recién salido de prisión Antauro Humala, muchos consideran que podría ser el nuevo outsider de la política peruana, aunque ha estado presente en ella desde hace más de dos décadas.
Asociado al nombre de su hermano el ex presidente Ollanta Humala, permaneció hasta mediados del 2012 en perfil bajo, por así decirlo. Ambos realizaron el año 2000 el levantamiento en Locumba contra Alberto Fujimori, pero luego cada uno siguió un camino diferenciado. Ollanta siguió su carrera militar, mientras Antauro organizaba a los reservistas del Ejército y a otros civiles en el movimiento etnocacerista, que hizo su irrupción en el Andahuaylazo, acción “militar” que le costó más de 19 años de cárcel.
Mientras Ollanta Humala gobernaba, los medios de comunicación se encargaban de mantener a la ciudadanía al tanto de las opiniones políticas y costumbres de Antauro desde la prisión. Así dio a conocer su distanciamiento político e ideológico con Ollanta.
Desde que salió de prisión se ha dedicado a viajar por el sur del Perú insuflando a las masas descontentas con la democracia y con el modelo económico neoliberal que no les ha favorecido. Además de reivindicar el Andahuaylazo, ha expuesto sus propuestas extremistas, como fusilar a los corruptos y homosexuales, meter en cintura a los empresarios, anular la Constitución de 1993, entre otros argumentos que le ponen los pelos de punta a conservadores de derecha, y también a la izquierda, que se ha dividido entre el apoyo y el rechazo al etnocacerista.
No ha criticado abiertamente el gobierno del presidente Pedro Castillo con el que mantiene algunos nexos, como el ministro de Defensa, Daniel Barragán, el actual comandante general del Ejército, Walter Horacio Córdova Alemán (quien es de la promoción de Antauro Humala), también el ministro de Transportes y Comunicaciones, Richard Tineo y el asesor de la Dirección Nacional de Inteligencia, DINI, Gustavo Bobbio Rosas.
Si bien Antauro Humala ha pegado en la macro sur, región que hace décadas ha mostrado su efervescencia política por el cambio, vamos a ver cómo responde Lima, sobre la cual –asegura–hará marchar a miles de reservistas en febrero o marzo, y también en las grandes ciudades de la costa como Trujillo y Piura, sin olvidar el oriente peruano.
Antauro no es una incógnita para nadie, ni tampoco un nuevo actor en la política peruana, pero por primera vez, en libertad, ha anunciado que postulará a la Presidencia de la República y hará de todo para ganar las elecciones, aunque no ha explicado toda su estrategia política.
Increíblemente, para muchos es el rostro nuevo, el justiciero. Para otros, el asesino de policías inmisericorde, que llevaría al Perú al borde del abismo.
¿Qué piensan ustedes, apreciados lectores?