“Las próximas semanas podríamos ver nuevos movimientos en este juego de poder que se desarrolla en las altas esferas de Moscú, en un contexto de guerra con Ucrania que está revelando mucho más de lo que parece“.
Juan Velit Granda
Créditos
Lewis Mejía
¿Qué tanto daño ha ocasionado a Rusia esta crisis entre Putin y el líder del grupo Wagner?
Esta crisis, que yo creo ha sido la más fuerte que ha sufrido Rusia después de la caída de la Unión Soviética, sin lugar a dudas va a marcar una impronta cuando se recuerde la historia contemporánea de ese gran país.
¿Cuál es el impacto más inmediato que podemos ver?
En primer lugar, ha mostrado sus debilidades. Muchos creíamos de la solidez y el liderazgo de Vladímir Putin, el incontestable e inamovible Zar de la Rusia moderna. En segundo lugar, no ha sido una crisis política por candidatos que están compitiendo por él por la presidencia de Rusia, porque hoy aquellos han sido encarcelados. Putin no permite movimientos de oposición. Esta crisis se ha dado en su propio esquema, es decir político, militar y estratégica. Esto quiere decir que al señor Yevgeny Prigozhin, jefe de Wagner, este movimiento paramilitar no mercenario, porque el mercenarismo como tal está puntualmente prohibido en Rusia, se le permitió manejar ese grupo, que tiene una historia sórdida.
¿Qué verdadero papel ha jugado este Prigozhin en todo esto?
Es un personaje conocido por ser un delincuente de poca monta en San Petersburgo, la misma ciudad de la cual es natural Putin. Ellos tuvieron amistad. Y un dato interesante: Prigozhin no ha hecho el servicio militar. Pero esa relación le ha permitido hacer, primero, un servicio de catering ya cuando Putin estaba en Moscú, lo que le generó un buen capital. Y luego abrió un restaurante. Y por eso le decían “el cocinero de Putín”.
¿Y cómo es que ha logrado pasar de ese nivel de brindar servicios a esa posición expectante donde luego se ha ubicado?
Prigozhin logró esa relación, pero pocos saben cómo. Peor aún, cómo pudo pasar de ese mundo gastronómico al militar. Yo puedo intuir, es una simple especulación, que el propio Putin pudo haberlo animado, al ver una deficiencia en sus operaciones militares. Necesitaba un ejército que realizara el “trabajo sucio”. Y para utilizarlo en el frente externo, en las intervenciones en las que opera Rusia, especialmente en África, Sudán, Angola, Siria, Libia… Y muchas veces ese grupo Wagner ha sido acusado de violación de los derechos humanos.
¿Y en América Latina ha llegado a operar?
Se dice que también opera en América Latina, especialmente entrenando personal en Venezuela.
Volviendo a Prigozhin, ¿cuál habría sido el detonante para su actuación?
En los últimos tiempos, cuando eligieron al nuevo ministro de Defensa ruso Serguéi Shoigú, este señor Prigozhin se sintió ofendido porque él creyó que el cargo le correspondía. Hay mucho de vanidad en esto y, tal vez, fue empujado porque es extraño que un hombre dedicado al mundo de la cocina pase al militar, que es muy especializado.
¿Qué es Wagner y qué significa militarmente hoy?
Es una fuerza de entre 35 mil hombres, otros dicen de 70 a 80 mil. Y es que no hay información precisa porque Rusia no lo reconoce como tal. Ellos dependen informalmente del Estado ruso. Y en los últimos tiempos tenían mucha crítica al manejo estratégico de la guerra.
¿Desde el punto de vista estratégico?
Así es, dice que la guerra está durando mucho. Que no se ha sido lo suficientemente activa ni utilizado los mecanismos para tener mayor rapidez. Al ser un conflicto que se ha convertido en una guerra de posiciones, ha obligado a que la figura de Putin empiece a desgastarse y haya mucha crítica interna en su contra. Pero no solo contra él, también contra el grupo del Kremlin que maneja el conflicto, especialmente Shoigú, como ministro de Defensa. Y él, sabiendo esto, ha sido responsable del bombardeo en los últimos días de un campamento que tenía Wagner. Entonces, su actitud ha sido de reacción en contra de Shoigú y luego de Putin, y tomó Rostov. Lo raro es que se haya llamado a los chechenos para controlarlo, que por cierto estaban luchando en Ucrania. Por eso, la gran pregunta que se hace la OTAN es dónde están los rusos…
¿Qué explicación hay en eso?
En que la guerra es impopular en Rusia. Putin ha utilizado el argumento de que, durante la Segunda Guerra Mundial, llamada por los rusos la “Gran Guerra Patria”, los ucranianos tuvieron campos de concentración. Pero lo que no dice es que quienes los administraron fueron la extrema derecha ucraniana, mientras el pueblo estuvo junto a los rusos combatiendo a los nazis.
¿Qué se viene para las próximas semanas? ¿Y cómo ves el futuro de esta crisis?
Creo que el futuro es imprevisible. En la OTAN están diciendo que podría venir una guerra civil en Rusia. Yo no sé si se llegue a ese extremo. Pero por el momento se va a ir disipando esta situación. Pero la crisis no ha terminado.
¿Por qué se da este tipo de crisis en Rusia?
Lo que sucede es que la sociedad rusa en los últimos cien años ha sido y sigue siendo muy cerrada. Y ese enclaustramiento obliga a que los actores políticos tengan que luchar de manera muy dura y fuerte por el poder. Y nos lleva a la figura de Stalin, que tenía a un tipo como Beria, un represor. Comparado con Hitler. Si hoy decimos que a Hitler lo detienen los rusos, es que el carácter era de una crueldad infinita que solo podía ser detenido por otro similar, por Stalin.
¿Y todo esto cómo repercute en las operaciones de combate con Ucrania?
Ahora se dan las condiciones para que la arremetida de la contraofensiva ucraniana se acreciente y utilice ese vacío que se ha creado. No hay un vacío de poder, hay un vacío militar, se ha cuestionado el planeamiento estratégico, el armamento, la distribución de municiones, de lo que Wagner se ha quejado desde hace más de tres meses. Y hay otra cosa, que tiene una dimensión sicológica: cuando se han levantado, la gente ha salido a aplaudirlos. Es un ejército aplaudido por el pueblo. Es una sensación que solo quien ha estado en las fuerzas armadas y ha recibido el aprecio del pueblo, puede interpretarlo. Esa sensación no la tiene el Ejército ruso del pueblo ruso.
Finalmente, esta rebelión tampoco fue detectada por los servicios de inteligencia rusos… ¿Hay una crisis también en eso?
Es lo más saltante y evidente de la debilidad rusa. En las narices -de Putin-, un ejército de 50 mil hombres se levantó, y -en Moscú- nadie sabía nada. Pero eso se venía arrastrando desde el inicio de las acciones militares rusas. Por esa razón, todo parece indicar que les ha roto la clave, los han chuponeado y la inteligencia occidental, posiblemente norteamericana y británica, esté presente. Cuando se inician las acciones, la inteligencia occidental detecta los movimientos. Y el presidente Biden recibe la información a tiempo, y reúne a la gente de la OTAN, y se pusieron de acuerdo para respaldar a Ucrania y darle el apoyo militar que le permite resistir hasta ahora. Putin ha hablado de que hará temblar a la OTAN, y hasta ahora no ha pasado eso.
¿El impacto de esta debilidad de Rusia en América Latina también puede leerse?
Creo que puede tener un impacto económico, por los granos que vende Rusia. Y por el petróleo y el gas que vende Moscú. En segundo lugar, la industria militar rusa, que es de buena calidad, aunque no tan sofisticada, tiene buenos precios y para América Latina muy atractivos. Y en alguna medida tendrá un impacto porque aquí se va a empezar a cuestionar la adquisición de material, por las dificultades en el mantenimiento. El armamento es la cabeza de playa. Luego llegan los instructores que enseñan a usar el material, y también la doctrina para su uso. Pero no sé si en el futuro se seguirán comprando. Es una gran incógnita en países como el Perú, que tiene una fuerza aérea con gran dependencia de Rusia, no sé cuál será la posición. Hay una incertidumbre que va más allá de la adquisición de armamento, sino también de la posición de nuestro país ante la nueva “guerra fría” entre Estados Unidos con China. Y espero que Perú sepa hilar fino.