El 29 de octubre, en la conferencia “Indo-Pacífico, ¿Preludio de una guerra mundial”, presentada por Carlos Rada Benavides para la plataforma “Política y Estrategia”, se revelaron las complejas dinámicas que moldean la región más estratégica del siglo XXI. Rada ofreció un análisis exhaustivo de la transición global desde la guerra contra el terrorismo a la competición interestatal, destacando la confrontación entre China y Estados Unidos. Este informe recoge las claves de esa exposición.
El Indo-Pacífico: Motor Económico y Escenario de Tensión Global
La región del Indo-Pacífico no solo es el epicentro del crecimiento económico y la innovación tecnológica, sino que también se ha convertido en un área crítica de competencia geopolítica y geoeconómica. Según Rada, la relevancia de esta región se refleja en la implicación de potencias como Estados Unidos, China, Rusia e India, cada una con intereses específicos y estrategias de influencia. Este teatro geopolítico está marcado por la presencia de dos cadenas de islas que rodean a China, limitando sus rutas marítimas y actuando como barreras estratégicas.
Del Terrorismo a la Competencia Interestatal
El conferencista contextualizó el análisis remontándose a los años posteriores al 11 de septiembre de 2001, cuando la hegemonía estadounidense se enfocó en la guerra contra el terrorismo. Sin embargo, para 2008, emergió un nuevo escenario con la publicación de “El retorno de la historia y el fin de los sueños” de Robert Kagan, que reflejaba un mundo donde actores como China y Rusia desafiaban el orden unipolar. China, fortalecida por sus logros económicos y el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda lanzado en 2013, y Rusia, reconstituida bajo el liderazgo de Vladimir Putin, se presentaron como contrapesos a la influencia estadounidense.
Tensiones Económicas y Tecnológicas
La rivalidad entre Estados Unidos y China ha evolucionado desde una guerra comercial hasta una competencia tecnológica y militar. La administración Trump inauguró la era de la confrontación directa al imponer aranceles a las importaciones chinas y tomar medidas contra Huawei y otras empresas tecnológicas. Este enfoque se ha mantenido bajo la administración de Joe Biden, quien ha promovido la producción de semiconductores en territorio estadounidense y ha presionado a sus aliados para negar a China acceso a tecnologías avanzadas.
El punto más crítico en la agenda económica es la cadena de suministro de semiconductores, con Taiwán en el centro de la disputa. Estados Unidos, consciente de la dependencia global de los microchips taiwaneses, busca garantizar el control de estas tecnologías, mientras China reafirma su soberanía sobre la isla, considerada una “línea roja” innegociable.
El Mar de China Meridional y la Estrategia Militar
En la arena militar, las estrategias de China y Estados Unidos en el Indo-Pacífico reflejan una escalada palpable. Rada describió cómo China ha adoptado la doctrina anti-acceso y negación de área, cuyo objetivo es limitar las operaciones de las fuerzas aeronavales estadounidenses mediante misiles como el Dongfeng-21D, conocido como “asesino de portaaviones”. Por su parte, Estados Unidos ha desarrollado la estrategia de batalla aeronaval, que incluye ataques de precisión con misiles de largo alcance.
La militarización de islas en el Mar de China Meridional y los ejercicios militares conjuntos de China con Rusia e Irán han provocado una respuesta intensificada de Estados Unidos, que ha fortalecido su presencia militar en la región a través de acuerdos como AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos). La expansión militar estadounidense incluye la instalación de misiles de largo alcance en Filipinas y la realización de pruebas con misiles hipersónicos en la isla de Guam.
Las Alianzas y el Papel de la OTAN
Rada destacó el rol emergente de otras potencias en la región. Japón, que ha abandonado su histórica política pacifista, y la India, un actor estratégico que balancea su participación en alianzas con Estados Unidos y en agrupaciones como BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái, refuerzan la complejidad del tablero geopolítico. Además, países europeos como Alemania, Francia y Reino Unido han enviado buques para participar en maniobras militares en el Mar de China Meridional, mientras que Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda han comenzado a involucrarse en las cumbres de la OTAN, mostrando un alineamiento de fuerzas que extiende la influencia de esta alianza militar al Indo-Pacífico.
Conclusiones y Proyecciones
La conferencia concluyó con una advertencia sobre las consecuencias de un potencial conflicto armado en la región. La “trampa de Tucídides”, como la definió el politólogo Graham Allison, ilustra el riesgo de guerra entre una potencia en ascenso, China, y una establecida, Estados Unidos. Rada subrayó que en tres cuartas partes de los casos históricos analizados, esta colisión ha terminado en conflicto armado.
El Indo-Pacífico se confirma así como la nueva frontera de la geopolítica global, donde la competencia económica, tecnológica y militar entre potencias redefine el equilibrio mundial. La región concentra recursos, rutas estratégicas y el control de tecnologías críticas, especialmente los semiconductores, indispensables para la economía contemporánea. La posibilidad de una escalada militar involucra a actores con armadas y arsenales nucleares poderosos, cuyo enfrentamiento tendría consecuencias devastadoras para la economía mundial y las cadenas de suministro globales.
En este contexto, la postura de India como “bisagra” geopolítica y el papel de potencias como Japón y el Reino Unido consolidan un cuadro de alianzas y tensiones que podrían cambiar el curso de la historia en el siglo XXI. Las próximas décadas dependerán de la habilidad de estas potencias para gestionar sus intereses y evitar que la competencia derive en un conflicto irreversible.