El congresista José Cueto Aservi, almirante MGP (r) y exjefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, sostiene que la principal forma de erradicar el crimen organizado que ha penetrado al Estado, consiste en que los peruanos aprendan a votar y a elegir correctamente a sus representantes, para que el país tenga opción a un liderazgo “firme” ante la corrupción. Cueto critica que la agenda nacional se mantenga dominada por escándalos políticos (casos “Rolex”, operativos “Valkiria”, etc.), distrayendo al país de la búsqueda de la solución de los flagelos como la inseguridad ciudadana o la falta de presencia del Estado en zonas como la cuenca del Putumayo.
Parece como si la agenda nacional estuviera dominada por escándalos de menor monta, si comparamos esa realidad, por ejemplo, con la situación de ciertas poblaciones de frontera, donde campea el crimen organizado, el narcotráfico o donde se pierden millones de dólares al año en oro ilegal. ¿Qué opina sobre esta situación?
Varias veces he tratado de sacar adelante el tema para que no solamente los medios de comunicación, sino la gente en realidad se compenetre más por los reales problemas del país, no por los “Rolex”, los (operativos) “Valkyria”, intervenciones fiscales rompiendo la puerta, la “torta de cumpleaños”, etc. Para mí, son cortinas de humo. El principal problema del país ahora es la inseguridad, el crimen organizado. Cuando nosotros podamos tener un líder que tome decisiones radicales desde el Ejecutivo, que es el sector que lleva siempre la batuta, porque tiene los medios económicos y de personal para hacerlo; cuando tome ese tipo de decisiones y empecemos a luchar, drásticamente, contra el crimen organizado que no solo ahora está en el Putumayo, también en la frontera con Bolivia, en Arequipa, en Pataz, en la misma Lima, entonces podremos pensar en el siguiente paso, que puede ir de la mano de la recuperación económica.
Ningún emprendedor va a poder trabajar tranquilo si cuando abre una pequeña bodega a los dos, tres días, vienen tres, cuatro desalmados y le exigen un cupo, y si no paga, simplemente, lo matan. Nadie va a trabajar de esa manera tranquilo ni va a tratar de salir adelante. Esos problemas obstruyen la recuperación económica, que haya desarrollo en un país donde tenemos más de 70 % de emprendedores que, informalmente, trata de sobrevivir y donde el Estado no pone las cosas claras en el tema de seguridad que nos está desbordando.
Entonces, sin seguridad no puede haber dinámica comercial… El principal problema es el tema de la seguridad.
Sin seguridad no hay paz. Y si no tienes paz, no hay desarrollo.
¿Cuáles son los primeros pasos que se tienen que ejecutar para poder iniciar la solución al problema? ¿Por dónde empezamos?
Lo primero que tiene que haber es una real política que nos lleve a enfrentar esta inseguridad. No hablo solamente del tema mediático, para la foto o para la prensa. Cuando se concreten este tipo de decisiones, lo último que tienes que pensar es en estar acorde con lo que dice la prensa o lo que dicen las encuestas. Tienes que tomar decisiones que no le pueden gustar a mucha gente, tiene que haber decisiones disruptivas y cuando menciono eso, significa “aléjate de todo lo que la política trata de vender vía populismo”, porque suena bonito decir que vamos a hacer esto o aquello para el bien social. No, señores, todo eso no va a funcionar si no se toman decisiones. Esto es lo primero que tiene que hacer el gobierno, que tiene los medios, las herramientas: tomar decisiones drásticas, tener un liderazgo disruptivo para que se puedan ejecutar ese tipo de decisiones y eso va de la mano con toda la cobertura legal para las fuerzas del orden, que tienen que ejecutar la política. Porque si tú vas a mandar a la Policía, a la Fuerza Armada, a que ejecute tal o cual decisión y no tienes ni la voluntad ni los suficientes pantalones para enfrentarte a todas estas organizaciones, incluidas las ONG que, a su vez, se encargan de enfrentar al gobierno cuando toma estas decisiones, entonces, realmente, seguiremos caminando mal.
Hay carencia de voluntad política…
Siempre es voluntad, decisión política. Si no se tiene, no avanzamos. Lo que pasa es que tomar ese tipo de decisiones tiene un costo y para eso tienes que tener la suficiente voluntad pensando en el futuro del país, no en el inmediato plazo o en las elecciones del 2026, en lo que pueda decir mañana tal o cual encuestadora, no. Si tú estás pensando en el país de acá a mediano plazo, tienes que tomar decisiones de ese tipo ahora y enfrentar las consecuencias, por supuesto, pero no se tiene esa voluntad.
Diversos analistas afirman que el crimen organizado ha penetrado las estructuras del Estado, ¿usted qué opina?
Claro que sí. Las principales instituciones de diferentes partes del Estado han sido penetradas por estos criminales y yo le voy a poner su sello ahí: terroristas. Porque lo que está pasando, por ejemplo, en la zona de Pataz, eso es terrorismo. Ya no nos acordamos cuando estábamos en la época del terrorismo, que nos volaban las torres de alta tensión y mataban, selectivamente, a compatriotas. Ahora le llaman sicariato, pero es lo mismo. Te enfrentas a ellos en alguna zona para tratar de pacificarla y lo más fácil para ellos es mandarte a matar. Asesinan a la gente y no pasa nada.
La Policía “se raja” haciendo inteligencia, capturando bandas criminales, etc. Y al poco tiempo son liberados por la Fiscalía o por los jueces. Lo peor, la Junta Nacional de Justicia, en lugar de estar pidiendo, evaluando a los jueces y fiscales que se encargan de manejar en forma inadecuada la labor propia de justicia y de los fiscales, están más preocupados en mantenerse ahí y el resto no importa.
Es sobrecogedor enterarse que, en las zonas más alejadas del país, como es la zona del Putumayo, la vida no vale nada: hay tráfico de personas, tráfico de todo, no hay justicia ni presencia del Estado…
Te voy a contar una anécdota que me pasó hace, por lo menos, diez años atrás, cuando era jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y me fui al Putumayo, a diferentes pueblos a chequear el tema de las FARC, cómo estaban metiéndose hacia en la zona. Llegué ahí y una persona en un poblado me dijo: “almirante, mejor retírese de acá, porque ya estos delincuentes que viven y trafican por aquí, coludidos con algunas autoridades de la zona, han puesto precio a su cabeza”. Le respondí: “dígame, ¿cuánto, según esto, valgo yo?” Me dijo que aunque lo normal eran 50 soles, como yo era una autoridad valía 150 soles. Eso te demuestra que la vida no les interesa, ponen sicarios y matan sin ningún problema por una minucia de dinero. Esa es nuestra realidad, que no se quiera ver, es otra cosa.
Sistemáticamente se ha postergado un plan para llevar la presencia del Estado en esas zonas.
Lo que pasa es que todo el mundo cree que son problemas militares y no es así. El eje militar es uno, pero el principal es el eje social, es el eje que el resto del Estado debe poner. La parte productiva, dar a la gente educación social. Ese eje, que es el principal, nunca ha funcionado y cuando tú haces ver que se necesita fortalecer esas zonas con otros ejes, no solo el militar, te dicen sí, tiene razón, pero no hay decisión para hacerlo. Caminar así es bien difícil y los delincuentes lo saben.
¿Existe alguna vía para solucionar este tema, alguna luz al final del túnel?
Sí, hay una vía. Confío en que el país, que siempre es más grande que todos sus problemas, tendrá una salida. Lo único que yo siempre le pido a la gente, por Dios, aprendamos a votar. No podemos mantener los dirigentes que hemos tenido, por ejemplo, con un (Pedro) Castillo con todo lo que ha acarreado, los daños que ha hecho el país y un Congreso, del cual yo soy parte, con mucha gente que es impresentable, realmente. No podemos darnos el lujo de estar colocando a estas personas en el Congreso o escogiendo a un futuro presidente, o una plancha presidencial, con gente impresentable que determinará el futuro del país. Yo ya estoy de bajada, ya hice mi vida, pero pienso en lo que le pueda venir a mis hijos, nietos sobre todo. Tenemos que aprender a votar, a colocar en los diferentes estamentos que manejan el destino del país a gente que tenga, primero, preparación; segundo, principios, valores; que no sea gente que es cuestionada por los medios, porque esa gente va a llegar solo para buscar su beneficio personal, sea robando o sea ayudando a los amigos. De esa manera no se hace patria.
Sobre el problema en las fronteras, como en el Putumayo, el exministro de Defensa, Jorge Chávez Cresta, señala que las Fuerzas Armadas deben concentrarse y pacificar dicho territorio, apuntalando la acción de los otros sectores. Para ello, y ante la imposibilidad de sostener dos frentes, estas deben dejar el VRAEM y dejarlo bajo control policial. ¿Usted qué opina?
No, yo siempre he criticado al señor Chávez Cresta y, gracias a Dios, ya no está al frente del sector Defensa, pero ese tipo de pensamiento solo demuestra un total desconocimiento de lo que está pasando en nuestra zona. Porque no es que sea el VRAEM, como antiguamente era, un bastión del terrorismo. Hoy está asolado por remanentes que quedan de Sendero Luminoso, es una zona netamente de narcotráfico, desde donde salen miles de millones de soles que infectan no solo la economía, sino que tergiversan todo el desarrollo del VRAEM y las zonas aledañas. No se puede dejar eso, libremente, diciendo que se haga cargo la Policía cuando, desgraciadamente, todavía tenemos problemas internos.
Creo que los temas relacionados a la zona del Putumayo, y todas las otras zonas que son problemáticas, no solo deberían enfocarse desde el punto de vista militar, sino, básicamente, empoderando a la Policía y las Fuerzas Armadas, dándoles recursos para que tenga logística, tecnología, etc. Con los problemas y el poco presupuesto que tenemos no se puede tratar de decirles que vayan para un lado o para el otro si no le das recursos. Fondos que, dicho sea de paso, el Perú tiene, pero que están mal gestionados. Hay miles de millones que se van en asesorías y en nimiedades, cuando deberían ser dirigidos para combatir los principales flagelos de la sociedad. Esa es la agenda que tenemos que poner en el país.