La política–ficción es un género literario que suele usar la narrativa para criticar diversos sucesos de origen real. En el presente caso sirve para traer, brevemente, del descanso eterno al coronel Francisco Bolognesi a propósito de la gesta heróica que representó la batalla de Arica en la Guerra del Pacífico. Nuestro personaje comandó a un grupo de valientes peruanos decididos a presentar batalla, pese a su enorme inferioridad numérica. De pocas palabras, el coronel parece sorprendido de retornar, por poco tiempo, al mundo de los vivos. También muestra curiosidad –como es lógico– por los hechos posteriores a su muerte.
Coronel, lo primero que debo decirle es que su sacrificio en Arica le valió ser reconocido con el título de Gran Mariscal del Perú.
¡Oh! Me enorgullece saber eso.
También es Patrono del Ejército del Perú.
Gracias por eso también.
¿Qué recuerda de la guerra con Chile?
Bueno, fue una guerra terrible. Los chilenos estaban mejor armados. Adquirieron grandes blindados para dominar el mar, a pesar de las proezas realizadas por el Huáscar.
Imagino que sintió frustración por no haber recibido más ayuda del Gobierno de Piérola.
Sí, claro. Nos dejó abandonados a nuestra suerte, Leiva nunca fue a auxiliarnos.
Estuvimos muy divididos en esa guerra, ¿cierto?
Demasiado. Muchos intereses particulares y poca unidad nacional.
En la batalla de Arica las tropas peruanas eran muy inferiores en número respecto a las chilenas.
Así es. Pero estábamos decididos a presentar batalla.
¡Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho!
¡Esa es la frase que empleé para rechazar la solicitud de rendición del emisario chileno!
Así es, coronel. Todos los peruanos la tenemos grabada en la mente y el corazón.
Me alegra saberlo.
Falló el sistema de minas que se había desplegado en torno al morro, que podía haber causado grandes bajas a los chilenos.
Lamentablemente, las minas no funcionaron como habíamos previsto.
En la batalla de Arica estuvo presente el teniente coronel argentino Roque Saénz Peña.
Así es. Un hombre valiente, además de simpático. Dígame, ¿qué fue de él?
Aunque herido en un brazo, sobrevivió a la batalla. De regreso a su país, años después, se convirtió en presidente.
Qué bueno que viviera en beneficio de su patria. ¡Ah! Si hubiéramos tenido a Argentina de aliado, Chile no se hubiera atrevido a atacarnos. A propósito, ¿cómo se desenvolvieron las relaciones entre Chile y Perú una vez terminada la guerra?
Bueno, estuvieron marcadas por altibajos, pero en la actualidad se mantienen estables. Por lo demás, Chile tiene una apreciable presencia económica en el país.
¡No me diga!
Lo que pasa es que la economía chilena llegó a tener un buen desempeño en los años 90 del siglo XX.
Ya veo, aunque me cuesta creer eso. Es decir, en mi época Chile era un país pobre, que estaba muy por detrás del Perú.
Así es, pero el caso es que hoy, aunque no por mucho, la economía chilena es más grande que la peruana.
Cosas de la economía, supongo.
No obstante, cuando inicie operaciones el megapuerto de Chancay y el Perú se convierta en el hub del Pacífico Sur, superaremos, largamente, a Chile.
Eso me tranquiliza y me alegra.
Lo que pasa es que la guerra dejó en la ruina económica al Perú. Costó mucho recuperarnos, máxime cuando muchos gobernantes expoliaron el país.
No me diga que perdimos la guerra…
Sí, coronel y ello constituyó un trauma nacional. Hasta la década de los 70 del siglo XX, muchos militares peruanos albergaron un fuerte sentimiento de revanchismo hacia Chile, en aras de recuperar el territorio perdido.
¿Territorio perdido?
Chile nos arrebató Arica y Tarapacá.
Qué triste noticia. La defensa de Arica fue en vano, entonces.
Sí y no, coronel. Sí, porque no evitó la derrota peruana en la guerra. No, porque espoleó el espíritu de lucha nacional durante generaciones.
Entiendo.
De hecho, el 7 de junio, en recuerdo de la batalla de Arica, se conmemora el Día de la Bandera.
¡Oh! Me siento honrado de saber eso.
❯❯ Carlos Rada Benavides es analista de temas internacionales y de seguridad.