La división administrativa de un país es un aspecto fundamental que afecta la gestión de recursos naturales, la planificación urbana, la distribución de servicios públicos y el desarrollo económico. En el caso del Perú, un país diverso en términos de geografía y recursos hídricos, la división por cuencas hidrográficas plantea una alternativa que merece consideración.

Actualmente, el Perú está dividido en 25 regiones considerando a la ciudad capital como región, con administración descentralizada a nivel regional y local. Esta división se basa en criterios políticos y geográficos, pero no necesariamente refleja la gestión eficiente de los recursos naturales del país.

A lo largo de nuestra historia se han aplicado diversos modelos de gestión territorial: los huamanis incaicos; las audiencias, corregimientos, gobernaciones, intendencias y municipios en el virreinato; y las regiones/departamentos, provincias y distritos de la actualidad. En el caso incaico se combinaba etnia con pisos ecológicos y en el caso español, por la facilidad de acopio de recursos mineros por rutas de penetración a los andes.

Los fundadores del Perú republicano no la tuvieron fácil a la hora de gestionar el territorio. Se encontraron con un país inmenso, con cadenas de montañas y ríos que debían satisfacer necesidades políticas, económicas, étnicas y culturales de cada valle. En el siglo XIX se establecieron nueve departamentos, cada uno con pocas provincias. Luego, con el advenimiento de los procesos electorales y los requerimientos de desarrollo de cada zona, llegamos a dividir el país en 24 departamentos. Unos por necesidad económica, otros por populismo electoral.

En el gobierno del general Juan Velasco, en los años 70 del siglo pasado, se propusieron algunas alternativas de gestión territorial, dividiendo el país en diez regiones y en forma transversal al mapa, considerando que así todos se beneficiarían de las tres regiones naturales del país: costa, sierra y selva.

“La desventaja de ese modelo es que ponía en conflicto a las poblaciones por el uso de las aguas de ríos”, señala Rolando Reátegui, catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y especialista en ingeniería geográfica, era demasiado arbitrario y subjetivo dividir el país así, mayor ventaja tiene la división por cuencas hidrográficas. Al dividir el país en regiones administrativas basadas en cuencas hidrográficas, se facilita la gestión integrada de los recursos hídricos. Cada región tendría la responsabilidad de administrar y proteger los ríos, lagos y acuíferos dentro de su cuenca, lo que puede conducir a una mejor conservación y uso sostenible del agua”, señala Reátegui. 

En teoría La gestión por cuencas hidrográficas permite una planificación más coherente en términos ambientales y de desarrollo sostenible. Se pueden implementar políticas y proyectos que tengan en cuenta las características específicas de cada cuenca, promoviendo la conservación de ecosistemas, la prevención de desastres naturales y el desarrollo de actividades económicas compatibles con la protección del medio ambiente.

En opinión del ingeniero Reátegui, “La división por cuencas hidrográficas fomenta la coordinación y colaboración entre diferentes sectores, como agricultura, energía, medio ambiente y transporte. Esto puede evitar conflictos de intereses y promover la implementación de estrategias integrales para el desarrollo regional, no como estamos viendo ahora que cada proyecto de inversión requiere de la aprobación social de muchos pueblos de una sola microcuenca, pero divididos en provincias antagónicas.”

Las cuencas hidrográficas en Perú se dividen en unidades hidrográficas, las cuales se clasifican en mayores y menores. Las unidades hidrográficas mayores son 13 y las menores son 10. La división de estas cuencas se realiza considerando aspectos hidrográficos relevantes, y cada unidad hidrográfica tiene un código específico asignado. Sin embargo, Actualmente la gestión integrada del recurso hídrico se realiza considerando estas cuencas, y Perú cuenta con una Ley de Recursos Hídricos que establece enfoques ecosistémicos y de gestión integrada, así como derechos humanos y equidad de género, cuya observación está a cargo de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) ente rector y máxima autoridad técnico-normativa del Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos en Perú. La gestión integrada del recurso hídrico en Perú ha evolucionado desde el gobierno como la máxima autoridad en el manejo de los recursos hídricos y principal inversionista en infraestructura hidráulica, hacia un enfoque más participativo y descentralizado. 

“Estamos dando pasos muy lentos en la gestión de territorio en consideración a cuencas. Al descentralizar la gestión de recursos naturales a nivel de cuenca hidrográfica, se promueve la participación ciudadana en la toma de decisiones. Las comunidades locales y los grupos de interés tienen la oportunidad de involucrarse en la planificación y ejecución de proyectos que afectan directamente a sus territorios y medios de vida”, sentencia el ingeniero Rolando Reátegui.

Si bien se necesitarían recursos humanos y técnicos especializados para llevar a cabo una gestión efectiva de los recursos hídricos y ambientales, la división administrativa del Perú por cuencas hidrográficas presenta varias ventajas potenciales en términos de gestión de recursos naturales, planificación ambiental y desarrollo sostenible. Sin embargo, su implementación requeriría un enfoque integral, considerando los desafíos administrativos, sociales y económicos involucrados.

TRES MOTIVOS PARA GESTIONAR EL TERRITORIO EN BASE A CUENCAS

1. Complejidad administrativa: La implementación de una división administrativa por cuencas hidrográficas requeriría ajustes significativos en el marco legal y administrativo del país. Se necesitarían mecanismos efectivos de coordinación entre diferentes niveles de gobierno y una clara definición de responsabilidades y competencias.

2. Equidad y desarrollo regional: Es importante garantizar que la división por cuencas hidrográficas no genere desigualdades en el acceso a recursos y servicios básicos entre diferentes regiones. Se deben implementar políticas de redistribución equitativa de recursos y promover el desarrollo inclusivo en todas las áreas del país.

3. Inversión en capacidades: La gestión por cuencas hidrográficas requeriría una inversión considerable en capacitación y fortalecimiento institucional a nivel regional y local.