El 22 de abril de 1997, en la operación denominada Chavín de Huántar, fuerzas combinadas de élite del Ejército y la Marina de Guerra acabaron con el cautiverio de 72 rehenes secuestrados por el grupo terrorista MRTA, tras irrumpir en la residencia del embajador de Japón. Al cumplirse 27 años de aquella gesta, considerada como una de las principales acciones militares más exitosas en el mundo, uno de los comandos protagonistas, el capitán de navío MGP (r), Jean Pierre Jaureguy, reflexiona con Política y Estrategia sobre el significado de la fecha y, además, advierte sobre la necesidad de reforzar las bases militares en las zonas de frontera del Putumayo, así como de desterrar la infiltración del crimen organizado en el Estado.

¿La operación Chavín de Huántar es, hasta el momento, lo que ha marcado un antes y un después en tu vida como marino, como profesional?

Chavín de Huántar, para mí y para todos los que participamos en esa operación, constituye un episodio importante de nuestras vidas, uno de los más importantes en mi caso. Representa el orgullo de una generación de militares que combatimos y derrotamos militarmente al terrorismo. Recordaremos siempre, a perpetuidad, la entrega de las vidas del coronel Valer y el capitán Jiménez. Pero también hay que entender que esas batallas, que la guerra militar ganada al terrorismo todavía no ha sido consolidada y vemos que en el país todavía hay quien siembra semillas de odio, con ideas trasnochadas de esta gente y que hay que combatirlas. En lo que a mí concierne, combatiré hasta mi último aliento.

¿Consideras que ese remanente ideológico que promueve el odio puede erradicarse con facilidad?

No. Mientras exista pobreza en el país, existirá un caldo de cultivo y la única manera de reducir la pobreza es generando trabajo. Con trabajo estable, las personas ya no escucharán estos cantos de sirena que, con mentiras, tratan de inculcar dichas semillas de odio, sobre todo entre los más jóvenes, para luego utilizarlos en sus fines políticos.

En los últimos lustros se han restringido los recursos para el sector Defensa. ¿Consideras que los comandos de élite mantienen sus capacidades a pesar de dicha situación presupuestal?

Totalmente. Yo he pasado al retiro recién hace cuatro años. Mi último cargo importante dentro de la fuerza de Infantería Marina fue el de comandante de la Brigada Anfibia de Infantería Marina, que tiene a su cargo seis batallones. Dentro de ellos está el de comandos, donde nos mantenemos bien equipados y muy bien entrenados, con una doctrina propia y exportable al mundo. Por ese lado, la nación puede estar tranquila. Si vuelve a suceder algo similar, vamos a actuar, igual o mejor, como lo hicimos hace 27 años.

¿Entonces las deficiencias presupuestales del sector no afectan el nivel de entrenamiento ni los recursos tecnológicos en equipamiento?

No necesariamente. Es importante invertir en seguridad y defensa, y nuestro desempeño sería mejor si hubiera mejor tecnología. Sin embargo, seguimos a la vanguardia en nuestra capacitación y entrenamiento, mejorando capacidades con algunas iniciativas de los mismos infantes de marina. Por ejemplo, los equipos de comunicaciones que tenemos actualmente son más sofisticados, efectivos y utilitarios. Los equipos de mano libre que usamos en la operación de rescate se acoplaban mucho con el ruido. Las coordinaciones que hicimos durante el combate en la residencia del embajador japonés, principalmente, las hicimos a viva voz durante el combate.

¿Llegaste a repeler fuego enemigo durante la operación?

Desde que subimos a la azotea de la residencia con mi compañero, el coronel Castañeda del Ejército, no tuvimos un combate directo con nadie. La acción principal que hicimos en el techo fue poner una carga explosiva que se había previsto sobre el cuarto “G”. La coloqué por orden del coronel Robles, que era mi jefe de equipo, y con ello se ponía fuera de combate al último terrorista que había causado, al menos en nuestro equipo Delta, una gran cantidad de heridos, además de la muerte del capitán Jiménez. Otra de las cosas que tenía como misión, que no sucedió, era si es que salía un terrorista, con algún rehén a la azotea, yo tenía prioridad de disparo, por los órganos de puntería de mi armamento, sobre los francotiradores. Después, el tema del retiro de la insignia del MRTA era una cosa que teníamos que hacer obligadamente y se hizo.

Tú lo hiciste, te trepaste y la arrancaste de su asta ¿Lo podemos mencionar?

Cuando ya estábamos por bajar de la azotea, nos percatamos de que todavía seguía flameando la insignia de ellos y no podíamos dejarla de ninguna manera ahí. Se hicieron todos los procedimientos para la inspección de explosivos y se retiró, como se puede ver en todos los videos, quedando como un ícono de esa operación, lo que para mí es un orgullo.

Viejas, nuevas amenazas

El exministro de Defensa, Jorge Chávez Cresta, considera que los militares deberían dejar el VRAEM bajo el control policial y que el grueso de las Fuerzas Armadas debía dedicarse a las zonas de frontera, como en caso del Putumayo. ¿Qué opinas al respecto?

Es un despropósito total. Es una paradoja que haya menos recursos cuando el PBI de los años 90 era mucho menor al de ahora. La voluntad política es decisiva y es la que tiene que resolver el tema, asignando los recursos necesarios si queremos ampliar el despliegue de fuerzas. Hubo un ejemplo claro del error que se cometió en la época del presidente Toledo, en el 2001, cuando sucedió algo similar a lo que está planteando el exministro Chávez Cresta, y se retiraron todas las bases contraterroristas. Eso nos ocasionó muchos problemas. Recién se comenzó a retomar en el 2008 y tuve la oportunidad de ser parte del primer Estado Mayor Conjunto en el VRAEM, y nos costó bastante sangre los primeros años retomar el terreno perdido. Ahora hemos alcanzado mejores niveles en nuestras capacidades militares y hemos dado de baja a los principales cabecillas de estos remanentes. Pero sabemos el contubernio que hay con el narcotráfico y el financiamiento que les da a los terroristas.

Ahora, si se compara la capacidad de cultivo de hoja de coca, entre el VRAEM y el Putumayo, podemos decir que el primero está produciendo el doble de lo que produce el segundo, siendo que esta zona ya ha alcanzado una cantidad importante de producción. La mitad del VRAEM no es poca cosa. Lo que plantearía es invertir de la misma forma como se está haciendo en el VRAEM, en el Putumayo, haciendo bases bien dotadas, con medios aéreos, fluviales… Esto permitiría afrontar mejor este problema.

Analistas consultados aseguran que el poder de corrupción del crimen organizado ha infiltrado casi todos los estratos del Estado, incluso a las Fuerzas Armadas ¿Cómo atacar ese mal por dentro?

Eso es lo complejo, si fuera fácil ya lo hubiéramos solucionado. El ser humano es complicado y hay que utilizar a las mejores personas para, justamente, combatir a las peores. Vemos políticas que no guardan sentido con lo que uno piensa, no son coherentes con una intención real de combatir amenazas como el narcotráfico y la minería ilegal. Las Fuerzas Armadas deben participar y no están ajenas a estos problemas. Ojalá me equivoque, pero podrían estar infiltrados políticos, militares, policías. Hay que detectarlos y sacarlos del sistema. Hemos visto gente involucrada en el pasado y esas experiencias no hay que ignorarlas. Tenemos que detectar a los militares involucrados en tráfico de armas, a los policías involucrados en tráfico ilícito de drogas, entre otras situaciones.

Esa es una realidad que hay que enfrentar, decididamente, desde los más altos niveles, con una férrea convicción para combatir al crimen organizado en todas sus formas, que ocasionan el mismo daño y financian de la misma manera a las hordas criminales que, al final, trasladan a las ciudades a estas bandas, desatando violencia y puja por territorios, causando muertes, aprovechándose de la falta de trabajo que padecen los jóvenes.

Es un panorama bastante complicado. ¿Eres optimista respecto a una pronta solución?

No creo que tenga una solución a corto plazo. Los planteamientos y las políticas deben ser a mediano y largo plazo. Ahora vemos falta de claridad en nuestras autoridades y falta de coordinación entre ellas. No veo convicción ni políticas plausibles, es decir, si un ministro de Defensa del actual gobierno nos dice que no hay presupuesto, cuando la realidad nos indica que hay más presupuesto que nunca y no se han aumentado las partidas al Ministerio de Defensa y la Policía, vemos que están engañándonos. Sus prioridades son otras, totalmente. En los años 90 se hacían encuestas a la población, que decía que el principal problema era el terrorismo. Ahora dice que el principal problema es la inseguridad ciudadana y el crimen organizado. Bueno, ataquemos y acabemos con esos problemas, tal como lo hicimos con el terrorismo en su momento.

¿Por dónde empezaríamos a atacar este problema?

El principal responsable de los resultados, actualmente, es el gobierno de turno. En su momento se decidió acabar con el terrorismo y se consiguió. Actualmente, ese grupo se ha transformado y sigue su lucha de manera política, aprovechando la pobreza que todavía existe en el país. Elegir a nuestros líderes es clave. En adelante, es importante que el pueblo peruano elija bien a sus autoridades y piense, realmente, en el futuro de sus hijos. De lo contrario, sus hijos pueden acabar siendo sicarios de estas mafias que tienen mucho dinero y que son quienes inducen a la muerte: es un paquete criminal. El terrorismo se podía ver con nitidez en algunos campos, en la parte urbana, rural, pero estos no. Asimismo, el narcotráfico, la minería ilegal, tendrían a sus embajadores en el Congreso y dentro de las instituciones. Aquí estamos hablando de todos los sectores. Es un trabajo bastante complejo, pero hay que empezarlo, y hacerlo con decisión y valentía.

En esta fecha, 22 de abril ¿Hay algún mensaje que quieras dirigir a tus colegas en actividad y también en retiro? ¿Alguna reflexión? 

En principio, estamos recordando la gesta de Chavín de Huántar, recordemos siempre al coronel Juan Valer y al Capitán Raúl Jiménez, hay que hacerles el homenaje perpetuo a ellos y pensar que nosotros somos el bastión más importante que tiene el Estado peruano, en la historia reciente, contra estas amenazas. El pueblo peruano debe tener la confianza de que seguimos luchando, que necesitamos el apoyo total de los gobiernos de turno, este trabajo es de largo plazo, y debe ser permanente y continuo… va a depender mucho de la buena química que pueda existir entre los gobiernos de turno que vendrán, con las fuerzas armadas, las fuerzas policiales y, en general, de toda la nación, para poder acabar con los problemas que, históricamente, nos han hecho tanto daño y que ahora se podrían identificar como el narcotráfico, minería ilegal y el crimen organizado que generan, y que están causando, no solamente pérdidas económicas, sino la sangre de muchos peruanos inocentes. Tenemos los recursos para hacerlo y la política aquí es clave y juega un papel muy importante junto con peruanos de buena fe, a quienes invito a participar en política, para no dejarla en manos de algunos elementos que son pseudo políticos y representan intereses oscuros y subalternos.

¿Te estás lanzando a la arena política?

Lo estoy evaluando, no fui ajeno y creo que no debo estar ajeno a seguir luchando por los intereses de nuestra patria. La política es clave para hacer cosas importantes y trascendentes en nuestro Perú.

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