Illary es la propuesta más avanzada para preservar y promover idiomas autóctonos del Perú, principalmente, el quechua. Se trata del uso de la inteligencia artificial para la puesta en escena de un avatar que narre historias, noticias y comentarios sociales de manera totalmente digital. Es una iniciativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, liderada por Carlos Fernández, director de la Oficina de Comunicación e Imagen Institucional de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas. La iniciativa busca proteger el legado lingüístico de nuestro país, puesto que, con la desaparición de una lengua, muere toda una cultura y conocimiento que podría ser aprovechado ampliamente en diversos campos, fundamentalmente, en la medicina.

Profesor Fernández, para entrar en contexto, ¿cómo describe la riqueza lingüística y cultural del Perú?

El Perú es uno de los países con mayor diversidad cultural y lingüística de la región, con 55 pueblos originarios o indígenas, y 47 lenguas originarias que son habladas por más de cuatro millones de personas en costa, sierra y selva. Los idiomas más extendidos después del español son el runasimi (quechua) y el aimara. Es política de Estado la preservación, fomento y difusión de las lenguas aborígenes. Lamentablemente, al no tener las necesarias herramientas mediáticas en cada lengua, estas se están perdiendo.

¿Cómo nace la idea de la presentadora virtual Illary?

La idea era trabajar el noticiario de la Agencia Andina en quechua con un avatar que pudiera hablar en ese idioma. Previamente, tuvimos un spot en el que José María Arguedas cobraba vida. Luego trabajamos la imagen de Illary minuciosamente: talla, rasgos étnicos, rasgos faciales, estilo de pronunciación, etc. Fue un trabajo multidisciplinar, en el que participaron profesionales de la comunicación, diseñadores, lingüistas, etc.

¿Y cuál fue la idea de fondo?

Como sabe, nuestro país tiene en este momento 47 lenguas indígenas registradas, y de esas hay un puñado que son habladas apenas por una decena de individuos. Y hay un caso de solo un hablante de una lengua amazónica. El problema con la desaparición de las lenguas nativas es que con ellas se va también el conocimiento y la idiosincrasia de un pueblo, y en esto deberíamos poner mucha atención, porque el conocimiento que se pierde atañe, simultáneamente, a los ministerios de Cultura, Educación, Agricultura y Salud. Solo saber qué plantas o animales son comestibles o para uso médico, es de un valor incalculable. La investigación en medicina avanzaría muchísimo si prestamos más atención a las lenguas nativas.

Usted tiene varios años investigando el impacto de las tecnologías en la sociedad. ¿Qué es lo más difícil de entender por parte de políticos, empresarios y gente que decide, sobre el uso de las tecnologías y sus alcances?

Es cierto que tenemos una norma que se ha dado sobre inteligencia artificial, pero es más bien declarativa. Dice “hagamos”, pero no te brinda un marco legal, no te brinda políticas, o sea, es muy ambiguo en realidad, ¿no? El gobierno se jacta que es una ley que se dio incluso antes que, en Europa, pero es solo declarativa. No le veo mucho aporte.

¿Qué es lo que no entienden?

Lo que pasa es que hablar de la inteligencia artificial en un contexto como el nuestro suele ser muy difícil por las brechas tecnológicas. Yo creo que eso es lo primero, que los políticos no entienden. Mira, durante el COVID te decían vamos a dar clases virtuales, pero no había una infraestructura de calidad, por ejemplo, para poder brindar ese servicio, ni por parte de los alumnos ni por parte de los profesores. En otros países hemos visto que han estado dando incluso computadoras, teléfonos. Y tenemos un país que, por este tipo de brechas, precisamente, muchos hogares no tienen Internet. ¿Cómo lo hacen? ¿Y cómo hicieron en pandemia? Hice una investigación sobre deserción universitaria y vi cómo se comenzó a producir una mayor brecha, sobre todo en las universidades del Estado. Creo yo que no estábamos preparados, no entendieron qué estaba pasando y, lo que es peor, no hicimos nada para mejorar.

¿Está solo en esto?

No, hay mucha gente que está haciendo cosas interesantes.

¿Y presionan al gobierno? ¿Presionan a la industria?

No pueden. No hay esa capacidad. Además, la gente decisora está en otro tema y otros consideran que la inteligencia artificial es, en todo caso, una ficción. O ven en ella un anatema o algo que va a terminar destruyendo el mundo. Creo que por ahí va. Al menos la inteligencia artificial que nosotros tenemos en este momento no lo va a hacer. La preocupación va por la inteligencia artificial generativa.

¿Qué debería hacer el Estado?

Entre otras cosas, hacer una convocatoria multidisciplinar para establecer políticas con respecto a ciencias de la computación. La realidad ampliada, la realidad virtual, los aplicativos, las tabletas y los celulares son herramientas que, unidos a anchos de banda adecuados, pueden ampliar la escolaridad y la educación superior. No podemos depender de desarrolladores extranjeros ni de softwares hechos afuera. Modificar el currículo escolar en dirección a enseñanza de código como se está haciendo en otros países. Mire, solo en el rescate de idiomas nativos hay potencial económico en varias áreas. Si hoy estamos pasando por un buen momento económico y de inversiones, el principal rubro en el que se debe invertir ahora es en educación en todos los niveles.

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