Dice las cosas claras. El exviceministro del Interior y analista político, Dardo López-Dolz, al afirmar que el crimen organizado opera no sólo el Putumayo, sino todo el Estado, propone algunas soluciones para acabar con la minería ilegal que campea en la zona (y en otros sectores de la frontera), a propósito de la conclusión a la que arribaron las principales potencias del mundo acerca de que el crimen organizado recurre al oro ilegal. Señala, asimismo, que la presencia militar debe ir acompañada de elementos de bajo costo que hoy permite la tecnología de punta, como drones o detectores de movimiento, necesarios para el control en la espesura selvática de la referida cuenca.

¿Es, en realidad, el Putumayo una zona liberada, donde no existe control ni presencia del Estado? ¿Qué piensa al respecto? 

Lamentablemente, está describiendo la realidad de la mayoría de las zonas fronterizas del país. Salvo los puestos de frontera de Tacna y de Tumbes, el resto constituye una línea dibujada con plumón, un mapa nada más, donde no hay presencia del Estado, soberanía, infraestructura, servicios, etc. En la zona del Putumayo hay una base militar y policial abandonada a su suerte. Tienen que pedirle transporte a los narcos para que los puedan llevar y traer, es decir, están en las manos del enemigo. No se pueden enfrentar a ellos, porque se quedarían sin movilidad para entrar y salir.

¿Cuál es la dimensión de este problema?

El problema es bastante serio, tiene varias facetas. La primera que llama la atención es la minería ilegal de oro, con las dragas. Hace unos años, antes de la pandemia, había ya tres dragas operadas por las mal llamadas disidencias de las FARC, que tenían un campamento grande y dos más pequeños en territorio peruano. Hay fotografías de satélite de su ubicación, deben estar corrompiendo a autoridades porque nadie les hace nada. Obviamente, un operativo militar o policial en ese sector tiene sus riesgos, porque es una zona de frontera. Además, no se cuenta con logística adecuada para movilizarse, ya que tendrían que mover aviones, helicópteros, tropas, alimentación. Cuando se hace algún operativo militar-policial corren a esconderse al monte, abandonando todos sus equipos, para regresar nuevamente cuando las fuerzas del orden se retiran.

Existen más problemas, en todas estas zonas de minería ilegal, como el narcotráfico, tráfico de armas, tráfico de personas (porque la prostitución florece), contrabando de todo tipo… Es una zona sin soberanía, sin control, donde se requiere una presencia mayor del Estado. Primero, un estudio para determinar qué actividades económicas podrían florecer si tuviesen los medios. Tender una carretera o establecer un tránsito permanente de lanchas por los ríos que los puedan llevar y traer para así no depender de los narcos.

Hace años conversaba con un general y me contó que, cuando recién era teniente, estaba en esa zona y tenía que tirarle dedo a los narcos para que lo movilizaran. Entonces me dijo: “¿Cómo voy a atacarlos? Estaba solo en medio de la selva. Si los atacaba, después no me llevaban ni siquiera arroz. Tenía que hacerme el loco, mi sueldo lo mandaban con ellos. ¿Cómo hacía?”.

En la actualidad, se comenta que llenan el tanque a los botes de la Policía…

Los tienen atados de manos. Están a merced de ellos y, encima, los pueden corromper. Eso es un tema complicado ¿Qué se tiene que hacer? Inevitablemente, hay que tomar una acción militar contra las dragas. Deben eliminarse porque son equipos que están contaminando la zona ilegalmente, extrayendo oro peruano, sacándolo por la frontera para ser vendido al extranjero. Los campamentos son de gente armada, extranjera, en territorio peruano. Lo que hay que hacer es preguntar a Colombia si es que tienen personal militar en la zona. La respuesta va a ser no, entonces los atacas. Obviamente, es una operación militar-policial y eso va a tener un costo en combate. Habrá muertos, vendrán todos los aparatos de prensa que tienen ellos para decir que vamos a sacar a los campesinos muertos por los militares, pero sabemos que no son campesinos. Pero eso no basta, porque esos operativos se pueden hacer una, dos, tres veces y con el mismo resultado: se necesita llegar con presencia económica. ¿Qué significa? Para empezar, tiene que haber un medio de transporte que llegue con una frecuencia regular. Tiene que haber servicios de salud, educación y seguridad, pero reales. No es poner un puesto, dejar policías a su suerte por meses: se tiene que ver qué actividades económicas en la región podrían florecer, ver si tienen los servicios de acceso, energía, comunicaciones, salud, educación, de manera que la gente pueda instalarse.

Tiene que haber presencia del Estado.

Siempre se habla de múltiples bases militares, pero eso no es suficiente, porque además cuesta mantener militares o policías tan lejos. Igual, una base es un perímetro, una zona de patrulla, pero no van a poner una base cada cien metros y en la selva, a 200 metros, no ves nada. Conozco esa selva, por ahí, en 30 metros de vegetación, tú ni siquiera sabes qué pasa si otro no habla. Se puede establecer también un sistema de vigilancia en la frontera, con cámaras, con detectores. Una vigilancia aérea puede ser muy barata con los drones, puedes tener una vigilancia y reporte permanente. Al momento que se detecta algo, avisa de inmediato, eso aligera los costos que, antiguamente, existían con aviones y helicópteros. Con un grupo de drones estás patrullando toda la zona y sabes qué está pasando con detectores de movimiento, que no cuestan casi nada. Los puedes poner en el suelo y discriminan entre movimiento animal y de personas, reportando a una computadora que puede estar instalada en Lima.

La tecnología ahora lo permite.

Lo permite y lo ha adelantado muchísimo: antes era un dolor de cabeza, tenías que llevar más gente, ahora ya no.

¿El gobierno, antes de estar inmerso en temas que generan ruido político, no debería tomar las medidas necesarias para la solución de esos temas?

La palabra es el compromiso político del presidente de la República y del Gobernador Regional. Son los dos niveles que tienen que ser comprometidos para poder brindar una acción sostenida del Estado, pero no solo la militar y policial, porque eso es de corto plazo. Puedes tener un grupo de militares y policías por un pequeño tiempo, después te los llevas a otra parte donde tienes otro problema, dejando una guarnición reducida. Aun con una guarnición grande no puedes tener un policía o militar cada 100 metros. Es territorio hostil, el clima es duro, llueve siempre; hay muchos mosquitos, muchas enfermedades; hay serpientes, arañas venenosas, lagartos en el río, otorongos; hay terroristas, los mineros (ilegales), los narcos que te pueden atacar en la noche cuando estás durmiendo… Se necesita mayor presencia militar y policial, que se haga vigilancia permanente. Los drones ayudarían mucho para esa vigilancia. Hoy día es mucho más barato contar con ellos. Un sistema de drones, globos aerostáticos, los puedes controlar mucho mejor; no al 100%, pero sí mejora la eficacia y eso se refuerza con sobrevuelos. Asimismo, hay que determinar, con un trabajo de análisis económico, qué actividades formales se pueden producir en toda la frontera peruana. Ya no me refiero solo al Putumayo, tenemos la frontera con Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia y Chile. La de Chile es la costa y sierra, muy alta y fría, ahí es más complicado. La frontera con Bolivia, la zona cercana a Puno, es la que siempre miramos, cuando hay que prestar especial atención a la frontera con Madre de Dios, que es zona de selva. Ahí es donde está el grueso del narcotráfico, el contrabando, el pase de armas y todo el trámite ilegal.

Se dice que Bolivia ha aparecido ya en los rankings de países exportadores de oro, pero con mineral peruano.

Considero que hay que hacer una cosa más sencilla: le haces una carretera y le quitas el IGV al oro (total, no estás ganando nada). ¿Cuántos impuestos gana el Perú con ese oro? Nada. Quitas el IGV y que el Estado lo compre. Se les exige que, para comprarles, tienen que existir ciertas características de operación, para que no contaminen. A esos mineros le saldrá más a cuenta, porque ahora están pagando sobreprecio para poder sacarlo de la frontera, pagar avioneta, camión, escolta, porque arriesgan su vida. Si llevas la capacidad de compra del Estado a la zona, se le quita el IGV a la venta de oro y se les va exigiendo, gradualmente, una serie de condiciones, recuperas el problema de daño al medio ambiente, les das un incentivo para entrar al sistema formal, empiezas a formalizarlos de verdad, no por otros proyectos que son “pura finta”.

Sería una medida que empiece a abrir el campo para que el Estado, al fin, llegue a esas zonas.

Si se empiezan a dar las facilidades para que se legalicen, habrá menos gente inclinada a trabajar bajo la informalidad. La Policía y las Fuerzas Armadas van a tener que tomar medidas muy drásticas para que vean que lo otro ya es el pasado. Será algo así como los impuestos: antes de la conversión de la Dirección General de Contribuciones a SUNAT, en el Perú nadie pagaba impuestos. El que lo hacía era visto como un tonto. Ningún profesional independiente lo pagaba, las empresas tenían parte de la facturación en negro, había una economía subterránea, transversal a todo nivel socioeconómico. Los abogados, dentistas, restaurantes no emitían comprobante. Así funcionaba el país y no porque eran delincuentes, sino porque, simplemente, no había ningún estímulo ni amenaza. Cuando la SUNAT entró a funcionar, empezó a cerrar negocios, a poner multas, a perseguir. Pero también se empieza a dar mejor calidad de servicio, estímulos, beneficios, incentivos. Por eso reduce la cantidad de evasión tributaria. Lo mismo sucede con toda actividad ilegal. Los norteamericanos, españoles, alemanes, no son formales por genética, sino que entienden que todo tributo se ve reflejado en un servicio bueno. Ya no se sienten tan mal de pagar impuestos si por ello van a recibir buenos colegios, carreteras, hospitales, etc.

¿En el sector economía estarían de acuerdo?

Lo que pasa es que, ¿cuánto recauda el Perú por el oro informal? Cero. Entonces, ¿qué vas a pagar? 18% de nada. Quitas el IGV y que el Estado lo compre.

¿Solamente para esas zonas?

Putumayo, Madre de Dios, Puno. Ponles una carretera, por ejemplo, en la zona de Puno. Se tiene la capacidad de desarrollar ganadería, hay ciertos alimentos que se pueden sembrar en la zona, pero tienes que librarte del monopolio y la compra de alpaca. Si no puedes comprar alpaca, puedes criar ovejas. Lo que pasa es que te enfrentas a una serie de argollas en la zona. Recordemos que hace un tiempo mataron al alcalde de Juliaca por oponerse a uno de los monopolios, le costó el puesto a Fernando Rospigliosi, quien era ministro del Interior de ese entonces. Todos lo disfrazan de temas políticos, pero es un tema de plata. Simplemente, son acciones de bandas criminales que operan en la zona y no quieren que nadie se les oponga.

El crimen organizado más organizado que nunca.

El problema es que las bandas de crimen internacional están gobernando zonas de territorio. Ananea, Rinconada, Putumayo, las controlan ellos. En buena parte de la frontera con Brasil están sembrando coca. Han encontrado una nueva variedad que producen en el llano y se han ido a sembrar junto a la frontera con ese país. Es más barato, no tienes que transportarla: se siembra, se cruza ese río y estás al otro lado.

Insisto, son zonas en donde, realmente, el Estado no ejerce soberanía.

La zona minera legal de Piura no prospera porque hay amapola. En el 2004 los miembros de una misión de especialistas del Ministerio de Salud, que habían ido a vacunar por allá, terminaron muertos y luego inventaron que los mataron porque el médico había auscultado a una señora sin preguntarle. Eso fue falso, lo que pasó es que eran demasiado blancos y pensaron que eran de la DEA y que habían visto la amapola. En el 2006, cuando era viceministro, fui con el jefe de la DEA y el jefe de narcóticos. Salimos volando de una base policial a otra y, en un momento, abajo, había una base militar y una cancha de fulbito llena de hoja de coca. Cuando intentamos aterrizar en el lugar, me dijeron que no estaban dadas las condiciones de seguridad. Las autoridades que me acompañaban no quisieron salir por temor a que los vayan a matar. Al parecer, la base militar estaba coludida con ellos.

Terrible y escandaloso.

El problema es que la capacidad corruptora de ellos es inmensa. Los coimean, amenazan con hacerles algo a sus familias si es que no los apoyan. Además, ya tienen posiciones de poder en los gobiernos regionales, Congreso, Ministerio Público, Poder Judicial, Policía, Fuerzas Armadas, etc. Te enfrentas a una organización que ha penetrado todo el Estado.

¿Cuál es la solución ante eso? ¿Legalizar las drogas?

No creo que legalizar las drogas sea la solución. Primero, porque no somos el mercado comprador, somos el mercado vendedor y, mientras sea ilegal el consumo en el mercado final, nos vamos a convertir en parias en la comunidad internacional. Segundo, las drogas no son como el alcohol, siempre se hace el paralelo con la ley seca… Una persona que toma de más se cae borracho al piso, no puede hacer nada, salvo que tome un poco menos y solo se desoriente. Pero una persona que está bajo el efecto de las drogas no se priva y pierde el control total de sus inhibiciones cometiendo barbaridades. Por eso vemos que la delincuencia actual es mucho más grave. Legalizar las drogas lo único que hace es expandir el consumo, porque empiezan a pagar en especie. Antiguamente, en Perú el consumo era mínimo, ahora es muy grande porque es más barato pagar en especie y el proveedor de servicios o de bienes lo prefiere en especie, porque le saca más plata. Entonces, el que produce coca le entrega una cantidad de ella al que le hace el transporte, gasolina, kerosene, los insumos, etc. Su problema de transporte es menor, porque su valor en la instalación es uno, vendiéndolo en el mercado interno a mayor precio, generando el consumo y la violencia. Además, la droga no va sola, los narcotraficantes necesitan armas, meten todo el tráfico de armas de uso ilegal.

En la zona de narcotráfico encuentras prostíbulos, trata de personas y, para mover todo el dinero ganado, se meten en la minería ilegal. El oro no es rastreable como la coca, que, con un examen, se puede saber de qué zona del mundo viene, porque la tienen perfectamente identificada. El oro no tiene carbono, no se sabe de donde proviene. Por eso, todas las grandes operaciones ilegales están metidas en el tráfico de oro y el problema más grande en el mundo, hoy en día, es la minería ilegal. Es lo más fácil de utilizar para financiar a los narcotraficantes, a los que hacen tráfico de personas, contrabandistas y muchas actividades ilícitas. Todo crimen organizado recurre al oro ilegal. Participé en reuniones de seguridad con gente de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, España, Rusia y todos coinciden que el principal problema que tiene el mundo es el oro ilegal.

¿Qué hacer entonces? ¿Esperaremos a que llegue el “mesías”?

El problema es que hay mucha gente involucrada, en el sistema financiero, en el sistema de justicia, en la burocracia estatal, en las Fuerzas Armadas y Policiales… El nivel de penetración de la actividad económica ilegal es muy grande, entonces se tiene que empezar a desmontarlo desde la cabeza. Se necesita un presidente que tenga la decisión y la valentía de enfrentarlo, armando un equipo capaz, con un buen trabajo de inteligencia. En cuanto al mesías, el tema es más complejo porque casi nadie quiere lanzarse a una función pública, porque cuando quieren candidatear a ser congresista, alcalde, presidente o que te designen como ministro, de inmediato, al día siguiente, te están acusando hasta del diluvio universal y eso sucede en la mayoría de casos porque, simplemente, vas a entrar a romper una estructura que le conviene a alguien.