La guerra de Gaza, como no podía ser de otro modo, se inserta en la disputa geopolítica global, en la que China, Estados Unidos y Rusia se esfuerzan por obtener ventajas estratégicas en los puntos más sensibles del planeta. Para conocer más acerca de las implicancias geopolíticas que tiene este conflicto armado, Política y Estrategia conversó con Enrique Obando Arbulú, reconocido analista de temas internacionales y militares, y presidente del Instituto de Estudios Políticos y Estratégicos (IDEPE).

La invasión israelí de Gaza lleva ya cuatro meses, en medio de cuestionamientos de un sector importante de la comunidad internacional, debido a la enorme cantidad de bajas civiles que está causando. En este escenario, ¿cómo observa el desenvolvimiento de los acontecimientos geopolíticos en la zona?

Bueno, esto ha venido a complicar el panorama mundial, que ya estaba complicado con la guerra de Ucrania. Más o menos, tenemos a los mismos actores. O sea, Estados Unidos apoya a Israel y Ucrania. Y algunos de los países árabes que apoyan a los palestinos tienen, a su vez, buenas relaciones con China y Rusia. Entonces es, nuevamente, el tema de la guerra proxy, ¿no? Es decir, yo no peleo, pero pelean mis peones. Ahora, esto ha levantado el antisemitismo en buena parte del mundo, así como la condena a Israel de diferentes países, entre los que destaca Sudáfrica. El asunto es cómo se sale de esto. La victoria, en caso haya semejante cosa… Ya van casi treinta mil muertos, la mayoría niños, mujeres y ancianos, y aún están en la última fase de ataque al sur, a Rafah. Digamos, entonces, que terminemos con 35 mil o más civiles muertos… ¿Y cuántos de Hamás? Porque eso no lo van a saber nunca. Entonces, hay quienes dicen cómo se gana una guerra, antiterrorista en este caso, y la respuesta es que no hay forma de saberlo. O sea, una victoria sobre treinta y tantos mil muertos no es victoria, porque lo que ha provocado es el rechazo a Israel en buena parte del mundo. Y eso no creo que le convenga a Israel ni política ni económicamente. Esto ha traído, además, el tema del mar Rojo, donde los hutíes están atacando a los buques israelíes o a los que van hacia Israel, lo cual ha subido el precio de los seguros, afectando a las empresas navieras y la cadena de suministros. Y esto es una consecuencia que nadie pensó que podía haber. El paso siguiente es que, debido a esto y a un ataque de uno de los grupos apoyados por Irán a una base estadounidense en Siria, ha habido una respuesta y la cosa está bastante caliente. La pregunta es si esto puede terminar en una guerra regional que nadie quiere, ni los estadounidenses ni los iraníes. Pero nadie quería tampoco la Primera Guerra Mundial, ni los alemanes ni los franceses, y la hubo. Es decir, las cosas se pueden salir de control en cualquier momento.

Es cierto, hay un escalamiento de la crisis, con el mar Rojo, con el intercambio de fuego que hay entre Israel y el Hezbolá en la frontera libanesa… Ahora, Israel advierte que, si antes del Ramadán, Hamás no libera a los rehenes que aún tiene en su poder va a lanzar una ofensiva en Rafah, el último refugio de los palestinos en Gaza, aun en medio de la firme oposición de los países árabes. En estas circunstancias, ¿una ofensiva israelí en un sector atestado de civiles podría ser el gatillador de esa guerra regional?

Sí, sobre todo porque Israel ha dicho, si bien no de manera oficial, que, con rehenes liberados o no, igual va a atacar Rafah. Entonces, ¿cuál es la razón de liberarlos? Si los palestinos se deshacen de los rehenes quedarían inermes por completo. O sea, podrían deshacerse de una parte de los rehenes, quizá más mujeres y niños, pero no el total. Otro tema es que, oficialmente, han muerto ya 30 y no sabemos cuántos más vayan a morir en los siguientes días y semanas. Creo que el ataque al último bastión de los palestinos puede hacer que los gobiernos árabes queden muy mal y que los palestinos sean masacrados sin que nadie haga nada o que, por el contrario, sean presionados por su propia opinión pública para acudir en su ayuda. Incluso a alguien se le puede ocurrir llamar a una Yihad y ya sabemos lo que eso significa, ¿no?

¿Cómo observa el futuro del Estado palestino? Porque, a la luz de los objetivos geoestratégicos de Israel en Gaza, todo apunta a su definitiva inviabilidad.

A ver, esos son los objetivos geoestratégicos de Israel, pero no es la posición de Estados Unidos ni de los países europeos, ni, lejanamente, es la posición de muchos países latinoamericanos y ni hablar de China, Rusia y demás. O sea, Israel en ese tema está solo. Eso de que “nosotros somos el único Estado y no hay Estado palestino”, lo piensan ellos y nadie más, ni siquiera sus aliados estadounidenses. Todo el mundo piensa que la solución son dos estados y el tema es que Israel ha ido desconociendo los propios acuerdos que ha firmado. La Ribera Occidental está repleta de colonos judíos y los palestinos han sido agredidos, sus casas destruidas. Realmente, una cosa sin nombre, porque eso, en última instancia, es o territorio palestino o territorio jordano, como quiera verse. Es decir, Israel es una potencia ocupante ahí. Ahora, lo que dicen los israelíes es que Hamás gobierna la franja de Gaza, pero eso es así porque sus representantes fueron elegidos en unas elecciones. Y la pregunta es por qué ha ocurrido eso. Pues porque la población de Gaza ha visto los abusos israelíes a lo largo de décadas. Los propios israelíes se han generado su enemigo. Sin contar que hay que recordar que Israel financiaba a Hamás para restarle peso a Al Fatah, que no era un grupo religioso, y estos son los resultados. Por el otro lado, tienes a Hezbolá. Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?, ¿invadir Líbano también? O sea, Israel va a quedar como un Estado expansionista.

Lo que menciona sobre el Estado palestino… Claro, de la boca para afuera, la política exterior de Estados Unidos se reafirma en la solución de los dos Estados, pero en los hechos, a la luz de los acontecimientos, queda claro que, hoy más que nunca, el Estado palestino es inviable.

Bueno, pero no es viable porque la franja de Gaza y la Ribera Occidental están ocupadas por Israel, pero se supone que eso no debiera durar. Y cuando Israel dijo “nosotros vamos a gobernar la franja de Gaza”, Estados Unidos dijo “no”. Es decir, eso es insostenible. Entonces, el Estado palestino, como idea, tiene el apoyo de la mayoría de los países del mundo y eso debe terminar imponiéndose. En Naciones Unidas, Israel pierde todas las votaciones. No pasa nada, porque Estados Unidos veta, se acabó el problema. Pero el tema siguiente es cuando los países decidan, siguiendo el ejemplo estadounidense de las sanciones, aplicarle sanciones a Israel y no comprarle ni venderle nada, armamento incluido. Ahí Israel puede sentir el golpe. Acabamos de ver lo que ha pasado en Ecuador con los bananos. O sea, no te los compro y, rápidamente, el gobierno cambió de posición. No sé qué cosa sea, en este momento, un tema importante para Israel, pero algo debe haber que le haga sentir el peso de una presión económica.

Finalmente, al inicio de la entrevista mencionó el tema de la concatenación que hay entre las guerras en Gaza y Ucrania, en el sentido que son las mismas potencias que apoyan a un bando o a otro. En este contexto, ¿hacia dónde está yendo el mundo en términos de la disputa geopolítica global?

Estamos en la peor situación en décadas, porque tenemos no solo Gaza y Ucrania, sino también los conflictos que involucran a China, es decir, Taiwán y el mar de China Meridional. En el primer caso, hay voces en la isla que piden la independencia, cosa a la que China se opone y amenaza con llevar a cabo una invasión, pero Estados Unidos dice que, si eso sucede, va a apoyar a Taiwán. En el segundo caso, China reclama la soberanía sobre gran parte de ese mar, pero los buques y aviones de Estados Unidos se adentran en él señalando que se trata de aguas internacionales. El otro asunto es Japón y la disputa que mantiene con China por la soberanía de las islas Diaoyu/Senkaku. Entonces, tenemos franja de Gaza o, si se quiere, Medio Oriente, Ucrania y China. Es, pues, una situación bien compleja, ¿no? En cualquiera de los tres se puede escapar la cosa de las manos y terminar en una situación que no querríamos.